Wednesday, February 4, 2009

la novela de la oficina - capítulo primero

capítulo primero: introducción al “él dice, ella dice”

nota: esta novela está basada en hechos de la vida real. por motivos de confidencialidad, los nombres de los personajes de esta novela, que será entregada en fascículos, han sido cambiados. cualquier parecido con la realidad no es ninguna coincidencia.

érase una vez, en la hermosa, tranquila y (según nuestro presidente) muy segura ciudad de caracas, una oficina en la que convivían diez seres mitológicos, regidos por dos malvados duendecillos bajo el disfraz permanente de humanos con el que engañaban a todos.

hoy nos avocaremos a describir las desventuras de uno de esos trabajadores, y a tratar de entender las lecciones que fueron aprendidas (o no) en esta ocasión.

fue fácil para ella armar la fachada, la máscara con la que engañó a sus compañeros de trabajo, en especial a mamá úrsula, quien a pesar de querer entregar solo su amor más genuino, cayó también en el profundo desengaño que vino tras la traición del personaje a que hacemos referencia.

pasó ante todos como una huérfana desvalida a quien nada le costó engañarnos, pues su faz de hambre perpetua y tristeza profunda logró su cruel cometido. movió los hilos del engaño y sus marionetas fueron sus involuntarios secuaces, aunque ahora solo uno es fiel, por lo menos dentro de la oficina.

dura fue, la tragedia que quiso aparentar, cuando cayó ante los ojos de su mamá úrsula, y aun así su fiel marioneta la defiende. se llevó a mama úrsula al fondo de su desgracia con ella, siendo su motivador la idea de que si ella caía, caerían todos.

luego de llorar amargamente mes tras mes por la falta de dinero, y de forzar a la oficina a consumir sus productos traídos con constancia admirable todas las quincenas para obtener, no solo sus ganancias, sino las de todos los demás; luego de aceptar silente el apoyo secreto de mama úrsula, de saber que era incorrecto y sentirse privilegiada entre los desvalidos; luego de tener a todos caminando en la punta de su dedo bajo sus ojos acusadores de culpa, de la culpa del mundo por sus desgracias; luego de mentir y seguir mintiendo… arrastró a quien la apoyó hacia el fondo del océano de sus engaños.

cayó y quedó en evidencia.
quien la ayudó quedó en evidencia.
su secuaz marioneta quedó en evidencia.

y todo ¿para qué? para nada.

todo sigue igual.